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Neurosis


La experiencia humana es una constante de fenómenos que nos obligan a ejercer nuestra capacidad de adaptación. Esta, desde la perspectiva psicológica, se relaciona con eventos que nos marcan de manera definitoria para entonces limitar o inhibir una optima capacidad para el cambio. Como resultado emergente de esto, surge la neurosis que no es otra cosa que el resultado de nuestra pobre capacidad adaptativa al entorno en el que vivimos, nuestra incapacidad para resolver patrones de vida o la construcción de una personalidad mas rica en sus recursos, integrada y satisfactoria.


De la neurosis devienen una serie de problemáticas psicológicas persistentes y nocivas que incluyen ansiedad, tristeza, depresión, ira, irritabilidad, confusión mental, baja autoestima y confianza. Conductas evasivas o compulsivas, aletargamiento o un destructivo dialogo interno, negatividad son parte de la patología como también dependencias interpersonales, agresividad, perfeccionismo, aislamiento y conductas sociales inapropiadas.


El grado de estos síntomas son de diversas escalas y aunque eso requiere un ojo clínico mas agudo, seguro es que podemos observar en nosotros estas posibles tendencias en nuestra vida o de lleno ya, una normalización de estos en nuestras vidas. La pregunta obligadas es entonces ¿qué tanto esto me limita en la vida y cómo puedo salir de aquí?


Responder honestamente a esta respuesta tal vez requiera de una contemplación profunda y determinada a encontrar un grado de determinación suficiente que no lleve a la posibilidad de encarar y resolver debidamente esta situación en nuestras vidas. No hay nada más difícil y temerario que vernos ante el espejo como somos de verdad.


La época actual, donde la vida lleva un dinamismo acelerado y complejo, distinguimos una generalizada incapacidad de las sociedades de interpretar debidamente los que acontece, a diversas escalas y ámbitos de interés o influencia. Convivir de esta forma con nuestra realidad personal es un tanto similar y es que entonces podemos ver en su conjunto a sociedades en donde la cohesión social se ve afectada con grandes costos en cuanto a su sostenibilidad y viabilidad en el futuro. Las estadísticas asociadas a psicopatologías, desintegración familiar e indices de enfermedades asociadas no solo son alarmantes sino que apuntan en una dirección poco atendida: la salud mental como prioridad en el desarrollo social.


La escala personal de la experiencia del Yo neurotizado, implica invariablemente una proyección energética y cognitiva necesaria de resolver. Esta es la forma en la que encontramos diversos disparadores que inconscientemente exacerban y denotan aquellas estructuras asociadas al trauma y motor de la neurosis que se vive. La frase coloquial “Lo que te choca, te checa” es clínicamente muy efectiva para hacernos notar aquello que internamente no hemos resuelto y que vemos -erróneamente- en nuestra experiencia externa. Otra frase igual de contundente dice “por cada dedo con que señalas a alguien, tres dedos te señalas de regreso” y si, ciertamente la forma en que juzgamos a alguien dice mas de la persona que juzga que aquella que es víctima de las proyecciones, sin exentar al objeto de la percepción de sus propias fallas o defectos. Hay que saber distinguir la vida entre este juego perverso de proyecciones irresueltas.


Y no solo eso, también el campo cultural que nos rodea, que no es otra cosa que el cúmulo de creencias, distorsiones, traumas o sucesos definitorios que en términos sociales nos son impuestos por diversos medios, nos afectan gravemente. Con certeza, puedo decir que en ciertas formas de introyección, que es una forma de absorber esa información de manera osmótica y traumatizante, devienen en un complejo aspecto del yo interno que a veces por su violencia, peso y correlación a otras introyecciones, asumen un cuerpo a manera de una forma de entidad, que cobrase vida propia. Estar a merced de este campo social a veces es tan limitante al grado que perdemos total capacidad de ser auténticos, esto es desde el sentido etimológico, ser dueños de nosotros mismos. Sí, psicológicamente, esto explica en gran medida por qué las sociedad están desempoderadas y disminuidas.


La posibilidad de una salida nos lleva obligadamente por un camino de amor, que no es otra cosa que la limpieza interna de nuestro ser, la resolución ce esos traumas y maladaptaciones creadas que nos impiden asumir un estado interno armonioso, integrado y capaz de aceptar aquello que es, interna y externamente para entonces solamente aprender formas nuevas de relación y creación para la vida.


Esto implica una navegación valiente a través de los paisajes de nuestra mente. Armonizar aquellas estructuras de nuestro ser interno, llevándolas de una fragmentación que forma nuestro colectivo personal, como un caleidoscopio del terror para entonces llevarnos a una integración de nuestra psique, cognitiva, emocional y socialmente.


Para cada persona existe una solución a la medida de su situación o circunstancia. Cada persona, desde su experiencia de adaptación, ha formado un algortimo personal de estructuras que determinan su forma de vivir; patrones de percepción o emoción, estilos, preferencias o conductas se deben a esto. Entender a la persona desde esta perspectiva entonces nos permite crear diferentes enfoques personalizados para quien quiera reconstruir su vida, lo haga de manera fácil y eficiente, aunque a veces laboriosa.


El mundo actual merece la construcción de caminos o vías de para la esperanza y una posible manifestación de un mejor futuro. Esto dependerá de agentes del cambio claros, emocionalmente balanceados y decididos a actuar en sus áreas de interés e influencia. Esta esperanza se ve fortalecida cuando cada vez mas personas entran en un estado de mente en unidad que solo se logra a través de la resolución de traumas y el reaprendizaje de estrategias conductuales para la vida. El inconsciente colectivo se define a través de una semántica asocial, que no es otra cosa que el significado que se logra a partir de símbolos, códigos y entendimientos acordados y operantes en el campo cultural de la consciencia colectiva. Escribir un nuevo lenguaje de oportunidad solo es posible si limpiamos el pliego donde hemos de escribir para entonces, ser menos víctimas de muchas patologías y si poder establecer pautas sociales claras y valientes, justas y prudentes, dispuestas a entonces cambiar aquello que sea requerido.

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